Condenan por abuso al hijo de uno de los mayores violadores seriales de la historia penal argentina
Walter Brauton era un violador serial, responsable de atacar sexualmente a nueve mujeres, de entre 17 y 23 años, en Merlo, Ituzaingó, Moreno, Castelar y Loma Hermosa. Fue condenado a 40 años de ...
Walter Brauton era un violador serial, responsable de atacar sexualmente a nueve mujeres, de entre 17 y 23 años, en Merlo, Ituzaingó, Moreno, Castelar y Loma Hermosa. Fue condenado a 40 años de prisión, pero huyó con su amante luego de ponerle sedantes al agua del mate del guardiacárcel que lo custodiaba durante una visita a su madre, que sufría de hipertensión.
En las últimas horas, su hijo, Franco Agustín Brauton fue condenado a 14 de años de prisión por el mismo delito que su padre. Luego de un juicio realizado por el Tribunal Oral N°2, de Mercedes, los magistrados dictaron el veredicto condenatorio contra Brauton, de 30 años, por considerarlo responsable de cuatro ataques sexuales contra mujeres, ocurridos entre 2018 y 2020, en Marcos Paz.
Después de concretar los ataques sexuales, Brauton padre e hijo regresaban a la casa en la que vivían, en Marcos Paz.
“El relato de la víctima es elocuente. Evidentemente, ya no alcanzaba para Brauton el buscar víctimas dentro de su entorno social como las dos primeras que empezaran en los comienzos una relación consentida hasta ser vilmente ultrajadas por el imputado, sino que ya la cosa iba tomando cada vez un matiz aún más delicado al salir en búsqueda de una femenina de su agrado por las calles de Marcos Paz hasta encontrarla y hacerla subir a su auto por engaño de una supuesta persecución en su contra de otro hombre”, explicó uno de los testigos que declaró en el debate.
Durante el proceso que terminó con la condena contra Franco Brauton, quedó expuesto que, igual que su padre, era metódico para concretar los ataques. No cambiaba su conducta para concretar los ataques. Acechaba a las víctimas en la calle.
“Como si el lobo –si se me permite la analogía- disfrazado de la abuelita, esperara a caperucita para comerla. Evidentemente, ya no alcanzaba con las víctimas conocidas, sino que tenía que salir de madrugada, como bien lo grafican las fotos digitalizadas de los videos grabados por las cámaras de seguridad de Marcos Paz para su cacería”, expresó otro de los testigos que declaró en el juicio oral.
La sentencia condenatoria fue dictada por el tribunal integrado por los jueces Jorge Pablo Vieiro, Juan Manuel Renaud y Juan Manuel Tillet que, durante el debate escucharon las declaraciones de más de cuarenta testigos.
En su indagatoria, Brauton dijo que fue víctima de una conspiración pergeñada por cuatro mujeres que lo acusaron porque había decidido cortar la relación que mantenía con ellas.
“Parece hasta ilógico pensar que cuatro mujeres que deseaban según sus dichos estar con él en actos sexuales consentidos, al cabo de haber vivido aquellos últimos narrados en los cuales las llevaran a denunciar, nunca más se vieron con Brauton. Si tan deseado y buen amante era el joven, ¿no contrasta ello con la circunstancia que ninguna de las cuatro víctimas, luego de los vejámenes denunciados, hubieran tenido contacto con Brauton si en verdad habían consentido los actos sexuales?”, se consignó en la sentencia.
Además de los testigos y de las declaraciones de las víctimas, los magistrados tuvieron en cuenta las exposiciones de los peritos psiquiatras y psicólogos que describieron el perfil del acusado.
“El acusado presenta inestabilidad emocional; dificultad en el control de impulsos; dificultad en el contacto interpersonal; dificultad para prever el impacto de sus conductas; conflictiva con la figura femenina; falta de empatía con los hechos denunciados”, sostuvo uno de los peritos oficiales.
Las víctimas de Brauton tenían entre 17 y 23 años cuando fueron atacadas. Para agredirlas, Brauton llevó a dos de las víctimas a zonas descampadas donde no tenían la posibilidad de pedir ayuda.
“Aparecen recurrentes indicadores gráficos de dificultad en el contacto interpersonal y para mantener relaciones de manera adecuada, pudiendo inferirse que entabla las mismas con dificultad para prever el impacto de sus conductas sobre terceros. Por otro lado, de lo plasmado en el dibujo de las figuras humanas, puede inferirse una conflictiva a nivel corporal respecto de la figura femenina”, concluyó uno de los peritos.
Walter Brauton, el padre del condenado, se mostraba públicamente como un afectuoso esposo y padre de dos hijos. Trabajaba como contador en una de las agencias de ventas de automóviles más grandes de la Argentina. En 2005, la policía y la Justicia pusieron al descubierto al depredador sexual que se ocultaba detrás de esa personalidad apacible.
A partir de una investigación encarada por el fiscal de Morón, Claudio Oviedo, se determinó que Brauton era un violador serial, responsable de atacar sexualmente a nueve mujeres, de entre 17 y 23 años, en Merlo, Ituzaingó, Moreno, Castelar y Loma Hermosa.
En 2013, Brauton planificó una fuga de película. Utilizó una peluca y un bigote con los que modificó su aspecto. Luego, pegó su foto en el DNI del esposo de su amante. Ambos tomaron un avión en el Aeroparque Jorge Newbery rumbo a Salta.
En esa provincia le perdieron el rastro. Brauton llegó a estar casi 2000 días prófugo. Después de cruzar la frontera por un paso clandestino, acompañado por su amante, el contador compró la identidad de Roberto Aguirre de la Quintana, un ciudadano boliviano que había fallecido en un accidente de tránsito. Con ese nombre falso se instaló en Potosí y abrió locales de ventas de comida y viajó de vacaciones a Brasil y Dubai. Lo buscaron durante más de cinco años, hasta que efectivos de Interpol lo apresaron cuando intentaba vender el fondo de comercio, con el objetivo de volver a desaparecer.